Las plantillas ortopédicas son dispositivos removibles que se pueden obtener en tiendas especializadas y en Oficina de Farmacia diseñados para proteger el pie de posibles lesiones graves y corregir desequilibrios musculoesqueléticos en el cuerpo, con especial atención a la articulación del pie durante las fases de apoyo y propulsión.
Su uso es común en el tratamiento de afecciones como la fascitis plantar o el espolón calcáneo, y en alteraciones biomecánicas como el pie valgo o el pie plano. Las plantillas ortopédicas mejoran la calidad de vida del paciente con afecciones en el pie.
Para colocar correctamente unas plantillas ortopédicas, lo más recomendable es elegir un calzado adecuado, con suficiente espacio para las plantillas. Evita el calzado muy ajustado o con suela blanda, para asegurar así la posición de las plantillas. Introduce la plantilla en el zapato con la parte más elevada en el arco del pie, y si el calzado tiene una plantilla interna extraíble es aconsejable retirarla para hacer espacio.
Asegura que quede bien ajustada sin moverse del zapato, y camina unos pasos para comprobar que la plantilla se siente cómoda. Para que los pies se adapten completamente, pueden pasar unos días, por lo que es recomendable usarlas progresivamente para completar un periodo de adaptación.
Para limpiar correctamente las plantillas ortopédicas es recomendable usar un paño suave, agua tibia y jabón neutro. Es mejor no sumergirlas en agua, para no desgastar los materiales de su composición, y lo más recomendable es secarlas al aire libre, en un lugar ventilado. No usar lavadora en el lavado ni secadores ni radiadores en el secado, para evitar estropearlas. Para aumentar su vida útil, es aconsejable limpiarlas al menos una vez por semana.
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