La inflamación se considera como una respuesta fisiológica del organismo ante cualquier estímulo desencadenante de una reacción inflamatoria: lesión por traumatismo, sobreuso de una articulación o una infección. Dicha inflamación debe ser modulada o controlada pero no inhibida, ya que se ha demostrado que la puesta en marcha de la reacción inflamatoria es necesaria para la reparación de la lesión en nuestro organismo y lograr la curación.
La Medicina Biorreguladora favorece una respuesta moduladora controlando la inflamación, por lo que disminuye la inflamación con efecto analgésico (eliminando el dolor), pero sin llegar a eliminarla, por lo tanto utiliza los beneficios de esa inflamación latente para lograr una recuperación y regeneración de los tejidos o estructuras dañadas de forma completa.
